Las células de nuestro organismo, como la mayoría de los seres vivos (exceptuando a ciertas bacterias) necesitan un aporte continuo de oxígeno (O2) para llevar a cabo la respiración celular. Como resultado de este proceso, las células generan dióxido de carbono (CO2), gas que debe ser eliminado. El sistema respiratorio es el conjunto de órganos que nos permiten intercambiar oxígeno y dióxido de carbono con el medio circundante.
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